Las personas autistas realizamos estos gestos por diversas razones, entre ellas:
- Para autorregular nuestras emociones.
- Para comunicarnos de manera no verbal.
- Para lidiar con la sobrecarga sensorial.
Estos gestos tienen un profundo significado para nosotros. Nos ayudan a sentirnos más cómodos en situaciones que de otro modo serían abrumadoras. Además, son una forma de expresar nuestras emociones y necesidades de manera que nos resulta natural.
No realizar estos gestos puede tener consecuencias negativas para las personas autistas, como:
- Mayor ansiedad y estrés.
- Dificultades para comunicarse eficazmente.
- Mayor riesgo de sobrecarga sensorial.
En resumen, las neurotípicas son una parte esencial de la vida de las personas autistas. Reconocer y entender estos gestos es crucial para fomentar la inclusión y reducir la estigmatización.
Espero que este episodio te haya resultado interesante y que te ayude a comprender mejor las neurotípicas. ¡Gracias por acompañarnos!
El estigma asociado al autismo puede llevar a malentendidos y juicios injustos. Comentarios como «Ese tipo es raro» o «No parece autista» son comunes y reflejan una falta de comprensión sobre lo que realmente significa ser autista.
La incomprensión del autismo
Una de las nociones erróneas más comunes es que, si alguien no muestra signos evidentes de ser neurotípico, entonces no puede ser autista. Esto me lo comentó un amigo al que le tengo mucho cariño. Él es psicólogo y, cuando le conté que soy autista, su respuesta fue: «¿Cómo vas a ser autista? No muestras signos de neurotipicidad».
La realidad detrás de los comportamientos
El hecho de que alguien no haya notado mis características neurotípicas no significa que no las tenga, simplemente no las ha observado. Esto es algo crucial que debemos entender al hablar sobre autismo.
Descarga sensorial
Antes de profundizar más, es importante entender por qué ciertos gestos y comportamientos ocurren. En mi opinión, y según lo que he leído en varias ocasiones, estos gestos funcionan como una descarga sensorial. Cuando el cerebro empieza a procesar una gran cantidad de información sensorial, necesita una forma de liberar esa tensión.
En resumen, el estigma y la incomprensión sobre el autismo pueden llevar a juicios erróneos. Es fundamental educarnos y educar a otros para entender mejor las experiencias de las personas autistas.
En la vida moderna, estamos constantemente bombardeados con información y estímulos que pueden resultar abrumadores. Para muchas personas, procesar toda esa información puede ser complicado y estresante. Aquí es donde entra en juego la neurotipicidad, que actúa como un filtro para reducir la carga sensorial que recibimos.
¿Qué es la Neurotipicidad?
La neurotipicidad puede definirse como una tendencia a encontrar paz en entornos que, de otro modo, generarían ansiedad o estrés. A través de gestos repetitivos y rutinas, la neurotipicidad nos ayuda a mantener un estado de calma y equilibrio emocional en nuestra vida diaria.
Diferencia con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
Es importante no confundir la neurotipicidad con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Aunque ambos pueden involucrar gestos repetitivos y rutinas, sus motivaciones y efectos son diferentes.
- La neurotipicidad busca reducir la ansiedad y el estrés a través de rutinas que proporcionan paz y estabilidad.
- El TOC, en cambio, se caracteriza por pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos que buscan aliviar estos pensamientos, pero que a menudo generan más ansiedad.
En resumen, mientras que la neurotipicidad nos trae calma en un mundo lleno de estímulos, el TOC puede atraparnos en un ciclo de ansiedad y compulsión. Comprender estas diferencias es crucial para abordar correctamente cada situación y buscar las herramientas adecuadas para mejorar nuestra calidad de vida.
En alguna ocasión vi una película en la que actuaba Jack Nicholson. Aunque no recuerdo exactamente el nombre de esa película, hay una escena que se quedó grabada en mi memoria. En esa escena, Jack Nicholson cerraba la cerradura cinco veces y luego repetía el proceso otras cinco veces. No he vuelto a ver esa película y no estoy seguro si el personaje era autista o no, pero ese gesto se me quedó grabado.
Diferencias entre Neurotipicidad Autista y TOC
Es interesante destacar la diferencia entre una neurotipicidad generada por una persona autista y una neurotipicidad en alguien con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). En el caso de los autistas, realizar ciertos gestos o rutinas proporciona una sensación de paz y reduce la ansiedad. Por el contrario, para una persona con TOC, estos gestos se realizan para evitar que ocurra algo malo, lo que genera más ansiedad si no se llevan a cabo.
Principales Diferencias
- Autismo: Los gestos y rutinas generan paz y reducen la ansiedad.
- TOC: Los gestos y rutinas se realizan para evitar consecuencias negativas, aumentando la ansiedad si no se cumplen.
Esta es una forma simplificada de explicar la diferencia, y aunque no es perfecta, ayuda a entender mejor estos comportamientos.
Desconozco mucho sobre el TOC, no sé tanto como me gustaría saber sobre este trastorno. Pero bueno, volvamos a las neurotípicas, que es de lo que estamos hablando. Vamos a poner algunos ejemplos.
Ejemplos Comunes en Autismo Severo
Hay un ejemplo muy típico que generalmente he visto en casos de autismo severo. Se trata de observar los dedos muy de cerca, pasándoselos una y otra vez. Esta conducta la he observado principalmente en niños con autismo severo. No he tenido la oportunidad de ver a ningún adulto con este tipo de autismo en persona, por lo que desconozco si también lo hacen.
Comportamientos repetitivos
Los niños con autismo severo repiten mucho este tipo de conductas. Otro ejemplo es el uso de anillos. Personalmente, tengo una costumbre de hace mucho tiempo relacionada con los anillos. Consiste en estar continuamente manipulándolos: saco el anillo de una manera determinada y luego lo vuelvo a poner. Incluso llegué a tener unos anillos que giran.
Conclusión:
Estos comportamientos repetitivos y detallistas son comunes en personas con autismo severo. Observar y comprender estos ejemplos puede ayudarnos a conocer mejor las características de este trastorno y a empatizar con quienes lo padecen.
Los gestos repetitivos y las manías son algo con lo que muchas personas lidian en su vida diaria. Estos comportamientos pueden variar desde tocar el pelo, hasta gestos faciales o jugar con un anillo. En este artículo, quiero compartir mis propias experiencias y cómo gestiono estas situaciones, con la esperanza de que pueda servir de ejemplo a otras personas.
Mis Manías Personales
Voy a compartir algunas de mis manías y cómo las vivo día a día. Creo que es importante hablar de estas cosas, ya que puede ayudar a otros a sentirse comprendidos y a manejar mejor sus propios comportamientos.
El Anillo
Una de las manías que tengo es jugar con un anillo. La parte que está en contacto con la piel se mantiene quieta, pero continuamente estoy dándole vueltas. Es una forma de canalizar mi energía y mantenerme enfocado.
Tocarse el Pelo
Otra manía común para mí es tocarme el pelo. Puede ser un simple gesto de pasarlo entre mis dedos o incluso pegarme un tirón suave. Es una manera de liberar tensión y mantener mis manos ocupadas.
Gestos Faciales
También suelo hacer gestos con la cara. Estos gestos pueden variar, pero suelen ser una forma de expresar mis emociones o de liberar ansiedad.
Autismo grado 3
Autismo grado 2
Autismo grado 1
EL MUNDO DEL AUTISMO – Jessica Davó
Un Recuerdo Importante
Recuerdo perfectamente el momento en el que generé una de las manías más significativas en mi vida. Aunque tengo otras que también utilizo mucho, esta en particular ha sido muy recurrente. Quiero compartir esta experiencia porque creo que puede ser útil para otros.
- Identificar tus manías
- Entender el origen de estas
- Buscar formas de manejarlas
Espero que mi experiencia pueda servir de ejemplo y ayuda a otras personas que también lidian con sus propias manías. Si te identificas con alguna de estas situaciones, recuerda que no estás solo y que es posible encontrar maneras de manejarlas de forma efectiva.
Cuando tenía aproximadamente 8 años, solía sentir un gran estrés al estar con mis padres. Esta situación me generaba mucha ansiedad porque no lograba entenderme con ellos, y ellos tampoco parecían comprenderme a mí. Siempre estaba buscando maneras de aliviar esa tensión, pero me preocupaba hacer cosas que pudieran parecer «raras» y atraer la atención negativa de mis padres.
La incomprensión familiar y la búsqueda de aceptación
El miedo a la reacción de mis padres me llevaba a evitar ciertos comportamientos. Aunque no tengo claro si en realidad ellos me hubieran reprendido, tenía la sensación de que algunas acciones no eran aceptables. Había aprendido que hacer ciertas cosas podría causarme problemas, así que intentaba limitarme a comportamientos más evidentes, cosas que cualquiera pudiera hacer sin llamar demasiado la atención.
Ejemplos de comportamientos aceptables
Recuerdo, por ejemplo, que una de las cosas que solía hacer era chupar objetos. Aunque no tengo claro si mis padres se dieron cuenta de esto o cómo hubieran reaccionado, sabía que era una forma de aliviar mi ansiedad sin causar demasiados problemas.
- Buscar comportamientos que no generaran conflictos
- Evitar acciones que pudieran parecer «raras»
- Adaptar mis comportamientos para sentirme más aceptada
En resumen, mi infancia estuvo marcada por una constante lucha por encontrar un equilibrio entre mi necesidad de expresión y el deseo de evitar conflictos con mis padres. Este esfuerzo por adaptarme me enseñó a identificar comportamientos socialmente aceptables, aunque a veces esto implicara reprimir mis verdaderos sentimientos y deseos.
Cuando era niña, tenía la costumbre de chuparme un mechón de pelo. Ahora, esa idea me da muchísimo asco, pero recuerdo hacerlo con frecuencia. Además, he notado que mi hija también tiene esta costumbre y me encuentro diciéndole: «¡Por favor, no hagas eso! Busca otra cosa para entretenerte». Me resulta un poco desagradable verla con el pelo pegado a la boca.
Las diferencias entre la infancia y el presente
Aunque algunas costumbres pueden parecer inapropiadas o desagradables, es importante entender que cada persona tiene sus propias manías y comportamientos. La clave está en encontrar un equilibrio y respetar las diferencias individuales.
En este artículo, quiero compartir contigo algunas experiencias personales relacionadas con ciertos hábitos y necesidades que he desarrollado a lo largo del tiempo. Estas costumbres pueden parecer curiosas, pero tienen un significado especial para mí.
Una Situación de Estrés
Otra experiencia que quiero compartir ocurrió en un momento de estrés extremo. Recuerdo claramente estar en el coche con mis padres, sintiendo una gran cantidad de estrés. No puedo precisar si fue algo que dijo mi padre o simplemente la situación en general.
En ese instante, mi necesidad de pasar algo suave por mis dedos se intensificó. No es cualquier cosa la que puede calmar esta necesidad; tiene que ser algo específico y suave, como un mechón de pelo.
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Reflexión Final
Estos hábitos pueden parecer triviales para algunos, pero para mí son una forma de manejar el estrés y encontrar un momento de paz en medio del caos. Jugar con el pelo de mi hija no solo me ayuda a relajarme, sino que también crea un vínculo especial entre nosotras.
Espero que compartir estas experiencias te haya resultado interesante y que, de alguna manera, puedas identificarte con la búsqueda de pequeños momentos de tranquilidad en tu vida diaria.
En momentos de crisis, discusiones o situaciones de estrés, lo mejor era mantenerme callada y no llamar la atención. Mi cerebro necesita estar en constante funcionamiento, pero al no poder hablar, comencé a observar todo a través de la ventana. Me llamaban la atención las formas geométricas, especialmente las poligonales y las que tenían esquinas.
Observación de Formas Geométricas
Uno de los objetos que más captaban mi interés eran las señales de tráfico. Me fijaba principalmente en aquellas que no eran redondas, sino rectangulares o cuadradas. Lo que hacía en mi cabeza era seguir estas formas con los dedos de mis pies.
Un Método de Relajación
Mis dedos solían estar dentro de un zapato, así que nadie podía ver lo que hacía. Este pequeño ritual me ayudaba a mantener la calma en situaciones de alta tensión. Si mis pies no estaban en un zapato, continuaba el mismo ejercicio.
Observar y seguir las formas geométricas se convirtió en una estrategia para lidiar con el estrés. Este método no solo me permitía distraerme, sino también mantener mi mente activa sin necesidad de interactuar verbalmente.
Las sandalias o chanclas pueden ser algo en lo que no solemos fijarnos tanto, especialmente cuando se trata de lo que hacemos con nuestros pies. La mayoría de las veces, el pie está metido en una chancla, con el dedo escondido, por lo que no se nota mucho lo que estamos haciendo.
El Movimiento del Dedo
En mi caso, solía hacer un movimiento específico con el dedo del pie. A la vez que con mi mente trazaba una diagonal de esquina a esquina del rectángulo. Comencé trazando diagonales desde el extremo inferior hasta el extremo superior, siempre siguiendo ese orden debido a una necesidad de patrón.
El Patrón de las Diagonales
Inicialmente, el movimiento era sencillo: de extremo inferior a extremo superior. Pero con el tiempo, añadí más complejidad a este patrón. No solo trazaba la diagonal desde el extremo inferior hasta el extremo superior, sino también desde el extremo superior hasta el extremo inferior.
La práctica de este movimiento se convirtió en algo más que un hábito; era una forma de mantener un orden y un patrón en mi mente, mientras disfrutaba de la comodidad de mis sandalias o chanclas.
Desde hace muchos años, me obsesioné con dibujar líneas paralelas, tanto verticales como horizontales. Esta práctica se convirtió en una parte integral de mi vida y, aunque parezca sorprendente, aún hoy sigo trazando estas líneas en mi mente. Recuerdo perfectamente cómo esta idea de líneas geométricas se grabó en mi cerebro.
La Evolución de Dibujos
Inicialmente, comencé a experimentar con triángulos, pero pronto me di cuenta de que no obtenía el mismo resultado. No me gustaba porque terminaba yendo por el vértice de la figura. Luego, decidí intentarlo con círculos. Aquí encontré una mayor satisfacción, ya que era similar a dibujar una tarta, dividiéndola en porciones.
Explorando Nuevas Formas
Además de los círculos, también probé con señales cuadradas y rectangulares. Este ejercicio se mantuvo presente en mi vida durante muchos años. Eventualmente, cuando comencé a estudiar de manera más formal, mi enfoque y técnicas evolucionaron.
A pesar de los cambios y aprendizajes, la esencia de trazar líneas en figuras geométricas sigue siendo una parte fundamental de mi creatividad y una manera única de ver el mundo.
Desde mis días en el instituto y durante toda la universidad, siempre he tenido un hábito constante: mover el bolígrafo de manera continua. Aunque ahora me cuesta porque no tengo la mano apoyada y se me cae, esta acción repetitiva es algo que nunca he dejado de hacer.
El Bolígrafo: Mi Aliado Contra el Estrés
Cuando estoy sentada en una mesa y siento un pico de estrés, necesito un bolígrafo. Ha habido ocasiones en que he llegado a pedir uno prestado porque para mí es esencial. Esta acción de mover el bolígrafo está muy relacionada con mi manera de gestionar el estrés en esos momentos específicos.
Una Nueva Técnica para Aliviar la Sobrecarga Mental
Últimamente, desde que recibí mi diagnóstico, he comenzado a implementar una nueva técnica que me alivia bastante cuando mi cerebro empieza a sobrecargarse. Me gustaría hablar de esto en algún momento más en detalle.
En resumen, mover el bolígrafo se ha convertido en una actividad casi terapéutica que me ayuda a manejar situaciones de estrés. Este pequeño pero significativo hábito ha sido mi compañero constante en momentos de tensión.
La sensación de que el cráneo es más pequeño que el cerebro puede ser bastante desagradable. A veces, se siente como si el cerebro se inflamara. En esos momentos, lo que hago es intentar relajar esa área, levantando las cejas, aunque llega un punto en el que se convierte en un hábito neurotípico. Muchas veces, cuando estoy muy nerviosa, lo hago sin darme cuenta.
La Relación con las Neurotípicas
Durante muchos años, intenté esconder mis neurotípicas. Ahora ya no lo hago, pero en el pasado, ocultarlas me ayudó a evitar situaciones hostiles y a no parecer más extraña.
¿Por Qué Escondía Mis Neurotípicas?
- Evitar situaciones hostiles
- No parecer más rara
Es importante entender que ocultar mis neurotípicas fue una forma de protegerme y adaptarme a mi entorno. Aunque ahora soy más abierta al respecto, ese periodo de mi vida me ayudó a manejar mejor mis interacciones sociales.
Durante la adolescencia, enfrentar ciertas situaciones puede ser bastante complicado. Esto no significa que haya sentido un rechazo directo o que no me percibieran como igual, pero esa percepción de igualdad no siempre estaba presente. En este contexto, el fenómeno del masking cobra relevancia.
El Masking en la Adolescencia
El masking se refiere a la práctica de ocultar o disfrazar ciertos comportamientos o características para encajar mejor en un entorno social. Sin embargo, llega un punto en el que esta estrategia se vuelve insostenible.
El Dilema del Masking
Aquí surge un problema: algunas personas no pueden mantener este enmascaramiento, lo cual también es un desafío. Es un problema enmascarar y también lo es no enmascarar. Cuando te ves obligado a ocultar algo, esto puede generar un sufrimiento significativo. Tienes la necesidad de actuar de cierta manera, pero no puedes porque sabes que no será bien recibido o te llevará a una situación hostil.
En resumen, el masking puede convertirse en una fuente de estrés y conflicto interno. Es importante reconocer y abordar estos desafíos para promover un entorno más inclusivo y comprensivo.
Las máscaras no se pueden llevar durante mucho tiempo, y al final, se caen. De la misma manera, las personas que no son capaces de enmascarar también sufren porque no pueden evitar tener una neurodiversidad. Para nosotros es algo importante, y se ve como raro, generando, a menudo, desprecio o rechazo.
La Importancia de la Neurodiversidad
Es fundamental reconocer que la neurodiversidad tiene un propósito y un motivo de existir. Aunque para algunos pueda parecer extraño, es crucial educar y enseñar a la sociedad sobre su importancia. El desconocimiento puede llevar a prejuicios y malentendidos que afectan negativamente a quienes son neurodiversos.
Tu Experiencia con la Neurodiversidad
¿Cómo llevas tú el tema de la neurodiversidad? Cada persona tiene su propia experiencia y es valioso compartirla. ¿Cuáles son tus características neurodiversas? ¿Cómo has vivido el tema hasta llegar a tu diagnóstico? Cuéntame tus experiencias y reflexiones.
Conclusión:
Es crucial seguir trabajando en la educación y comprensión de la neurodiversidad en la sociedad. Cada historia y experiencia compartida ayuda a romper barreras y a fomentar un entorno más inclusivo y comprensivo para todos.